9 oct 2009

¿Cerramos los ojos y fingimos que no lo vimos?

A modo de Columna… Por L.P. Araceli Celaya Hace un par de días jugaba yo con mi sobrina, una hermosa niña que en cuanto me ve, me ilumina la vida de felicidad con sus gritos y su abrazo por mi llegada, y ese mágico abrazo que me regala cada día sin duda es un tesoro, al verla correr, saltar y sobre todo bailar con aquella felicidad que le dan sus siete añitos de vida, una vida que a veces sin duda, otras personas dejan de entenderla cuando viven la tragedia de frente y crudamente… Y esta mañana, recibí una llamada de teléfono era Carmen, la señora “donde se apareció la virgen”, me invitaba a que los acompañara a visitar a Danielito, el niño que hace nueve meses fue arrollado por un vehículo y hoy, simplemente vive sin poderse comunicar con sus padres, en una cama en estado vegetativo. Carente la familia de todo tipo de apoyo económico, transcurren la vida en medio de un dolor angustiante por no saber que comerán el día de mañana, y mucho menos que le podrán dar de comer a Daniel, que tan solo tolera comidas especiales que llegan a su estomago a través de una sonda. Por su parte Doña Aurelia, su mamá se mantienen a un lado de la cama, escuchando las oraciones de un grupo de hombre y mujeres, que llegaron a su casa a dejarle bendiciones pero sobre todo comida y ropa, después de que conocieron su historia de dolor y penurias a través de Carmen, la señora “Donde se apareció la virgen”. Y anuncian una a una, las mujeres y hombres que su llegada a la casa es por un llamado que recibieron por parte de “alguien” que los guío hasta ese lugar y que además viendo que las necesidades de la familia de Juan Daniel, son muchas además de comida, también es necesario el construir una vivienda de material que los resguarde del Frío y del Calor, porque las tablas y las láminas de cartón donde hoy viven, ya no alcanzan a detener el agua de las lluvias o los fríos de invierno que están a la vuelta de la esquina. Un hombre, cercano a los cincuenta años dice con voz confiada, que el pasado lunes hablo con el alcalde y le prometió que iría a ésta cita, la señora directora del DIF, con la buena nueva de que “presuntamente” les haría a esta familia un Pie de Casa, pero al paso de las horas, la alegría por saber que este apoyo llegaría se fue desvaneciendo cuando la “dichosa” primera dama, simplemente no llegó… Muchos son los sueños que en ese instante murieron pero muchos más los que se hicieron al vapor de la esperanza de que unidos se pueden hacer muchos sueños realidad tan sólo con la fe y el empeño de gentes de bien… Cuando regrese de esa cita, me derrumbe frente a esta computadora donde hoy reseñó a ratos las enseñanzas que me deja la vida, y con un nudo en la garganta empecé este espacio, mientras me acordaba de una pregunta que me hacia mi sobrina cuando encontraba cosas que la asustaban y sabía que tenía que enfrentar: -¿Cerramos los ojos y fingimos que no lo vimos?, mi estimado lector por eso le pregunto nuevamente cuando sabemos de estos casos y las autoridades encargadas de dar respuestas a estas necesidades, no lo hacen o simplemente no tienen la capacidad para resolverlo -¿Cerramos los ojos y fingimos que no lo vimos?... Hoy hago un llamado a todos y cada uno de los ciudadanos de bien que aun vivimos en este municipio a que no cerremos los ojos y mucho menos sigamos fingiendo que no vemos las necesidades de los demás caborquenses, la meta es muy simple: Dar una mejor calidad de vida a Juan Daniel y a su familia, y llegar a esa meta es tan simple como el acudir hasta el domicilio de ellos en avenida Caborca entre las calles 31 y 32, colonia El Bonito, frente a Abarrotes La Paloma.. A espaldas del fraccionamiento Infonavit El Bonito, con algún material de construcción o en el mejor de los casos con algún apoyo económico muy útil en la compra de medicamento que ayudarán a Danielito a seguir con vida a pesar de todos los pronósticos médicos…Por hoy es todo y nos leemos mañana...