Por Lic. Araceli Celaya
H. Caborca, Son.-Ante el disimulo de una sociedad, que cada día más preferimos el silencio o el ignorar a los demás por obtener el beneficio propio, los indigentes de este pueblo se mueven como animales salvajes en busca de un refugio que los proteja de las condiciones climáticas y en el intermedio, obtener un plato de comida o en el mejor de los casos un “trago”.
Muchos son las personas que a diario se vuelcan a la calle con su diario penar de “Me da un peso para el taco” o ya de plano nos confiesan la verdad, de que quieren “acabalar” un trago, pero hay uno de éstos indigentes que llama la atención en especial, por las condiciones como se traslada por las calles de Caborca.
El “Mocho”, como se le identifica por la policía municipal, quienes de forma continúa acuden a diversos puntos de la ciudad, a petición de comerciantes y vecinos, ha retirarlo de los accesos a sus locales porque molesta a sus clientes o en el peor de los casos agredió alguna persona, que haya intentado ofrecerle de comer o en el mejor de los casos, le ofreció una silla de ruedas, para facilitar su “caminar”, la cual simplemente fue rechazada con un grito poco entendible.
Y es que hablar de ésta persona, es ver en directo la indiferencia de nuestras a

utoridades ante una problemática que ha ido creciendo cada día más, quiénes a diario lo vemos cruzar las calles al ras del suelo, apoyado con una mano y un pie, ha veces nos sentimos avergonzados ante las condiciones deshumanas, en que vive este sujeto, que además de ser discapacitado físico también lo es mental.
Ya suman varios meses, desde que se ve por diversos puntos de la ciudad, la presencia del “mocho” algunas veces alimentándose de los desechos que encuentra en los depósitos de basura que logra derribar con sus manos, y otras veces lo vemos simplemente dormir por horas, en las banquetas de algún comercio de esta ciudad, hasta que es despertado para que mejor se retire del lugar por causar “mal aspecto”.
Por mientras la vida del “mocho” todos la vemos pasar, arrastrándose en el suelo, con dos manos y una pierna, sin que autoridades municipales actúen responsablemente en la solución a un problema que cada día crece más, con el ir y venir de cientos de indigentes en las calles de Caborca.